martes, octubre 13, 2009

Mi vida con la ola por Octavio Paz


Un cuento muy hermoso sobre la naturaleza destructiva de las relaciones humanas.
Ya saben lo que se debe evaluar: Conflicto y tensión.´
O por último, disfrútenlo.


Cuando deje aquel mar, una ola se adelanto entre todas. Era esbelta y ligera. A pesar de los gritos de las otras, que la detenian por el vestido flotante, se colgo de mi brazo y se fue conmigo saltando. No quise decirle nada, porque me daba pena avergonzarla ante sus compañeras. Además, las miradas colericas de las mayores me paralizaron.

Cuando llegamos al pueblo, le expliqué que no podía ser, que la vida en la ciudad no era lo que ella pensaba en su ingenuidad de ola que nunca ha salido del mar. Me miro seria: "Su decisión estaba tomada. No podia volver." Intente dulzura, dureza, ironía. Ella lloro, grito, acaricio, amenazo. Tuve que pedirle perdón. Al día siguiente empezaron mis penas. Cómo subir al tren sin que nos vieran el conductor, los pasajeros, la policia? Es cierto que los reglamentos no dicen nada respecto al transporte de olas en los ferrocarriles, pero esa misma reserva era un indicio de la severidad con que se juzgaría nuestro acto.

Tras de mucho cavilar me presente en la estación una hora antes de la salida, ocupé mi asiento y, cuando nadie me veía, vacié el depósito de agua para los pasajeros; luego, cuidadosamente, vertí en él a mi amiga.


El primer incidente surgió cuando los niños de un matrimonio vecino declararon su ruidosa sed. Les salí al paso y les prometí refrescos y limonadas. Estaban a punto de aceptar cuando se acerco otra sedienta. Quise invitarla también, pero la mirada de su acompañante me detuvo. La señora tomo un vasito de papel, se acerco al depósito y abrio la llave . Apenas estaba a medio llenar el vaso cuando me interpuse de un salto entre ella y mi amiga.


La señora me miro con asombro. Mientras pedía disculpas, uno de los niños volvio abrir el depósito. Lo cerré con violencia.La señora se llevo el vaso a los labios: -Ay el agua esta salada. El niño le hizo eco. Varios pasajeros se levantaron. El marido llamo al Conductor:

-Este individuo echo sal al agua.

El Conductor llamo al Inspector:

-Conque usted echo substancias en el agua?

El Inspector llamo al Policia en turno:

-Conque usted echo veneno al agua?

El Policia en turno llamo al Capitan:

- Conque usted es el envenenador?


El Capitán llamo a tres agentes. Los agentes me llevaron a un vagón solitario, entre las miradas y los cuchicheos de los pasajeros. En la primera estacion me bajaron y a empujones me arrastraron a la cárcel. Durante dias no se me hablo, excepto durante los largos interrogatorios. Cuando contaba mi caso nadie me creia, ni siquiera el carcelero, que movia la cabeza, diciendo: "El asunto es grave, verdaderamente grave. No había querido envenenar a unos niños?"


Una tarde me llevaron ante el Procurador.

-Su asunto es difícil -repitió-. Voy a consignarlo al Juez Penal.

Así paso un año. Al fin me juzgaron. Como no hubo víctimas, mi condena fue ligera. Al poco tiempo, llego el dia de la libertad. El Jefe de la Prisión me llamo:

-Bueno, ya esta libre. Tuvo suerte. Gracias a que no hubo desgracias. Pero que no se vuelva a repetir, por que la proxima le costara caro... Y me miro con la misma mirada seria con que todos me veian.


Esa misma tarde tome el tren y luego de unas horas de viaje incómodo llegue a México. Tome un taxi y me dirigí a casa. Al llegar a la puerta de mi departamento oí risas y cantos. Sentí un dolor en el pecho, como el golpe de la ola de la sorpresa cuando la sorpresa nos golpea en pleno pecho: mi amiga estaba alli, cantando y riendo como siempre.

-Cómo regresaste?

-Muy fácil: en el tren. Alguien, después de cerciorarse de que sólo era agua salada, me arrojo en la locomotora. Fue un viaje agitado: de pronto era un penacho blanco de vapor, de pronto caía en lluvia fina sobre la máquina. Adelgace mucho. Perdí muchas gotas.

Su presencia cambio mi vida. La casa de pasillos obscuros y muebles empolvados se llenó de aire, de sol, de rumores y reflejos verdes y azules, pueblo numeroso y feliz de reverberaciones y ecos.

Cuántas olas es una ola o como puede hacer playa o roca o rompeolas un muro, un pecho, una frente que corona de espumas! Hasta los rincones abandonados, los abyectos rincones del polvo y los detritus fueron tocados por sus manos ligeras. Todo se puso a sonreir y por todas partes brillaban dientes blancos. El sol entraba con gusto en las viejas habitaciones y se quedaba en casa por horas, cuando ya hacia tiempo que habia abandanado las otras casas, el barrio, la ciudad, el país. Y varias noches, ya tarde, las escandalizadas estrellas lo vieron salir de mi casa, a escondidas.

El amor era un juego, una creacion perpetua. Todo era playa, arena, lecho de sábanas siempre frescas. Si la abrazaba, ella se erguia, increiblemente esbelta, como tallo liquido de un chopo; y de pronto esa delgadez florecia en un chorro de plumas blancas, en un penacho de risas de caian sobre mi cabeza y mi espalda y me cubrian de blancuras. O se extendia frenta a mi, infinita como el horizonte, hasta que yo también me hacia horizonte y silencio. Plena y sinuosa, me elvolvia como una musica o unos labios inmensos. Su presencia era un ir y venir de caricias, de rumores, de besos. Entraba en sus aguas, me ahogaba a medias y en un cerrar de ojos me encontraba arriba, en lo alto del vertigo, misteriosamente suspendido, para caer despues como una piedra , y sentirme suavemente depositado en lo seco, como una pluma. Nada es comparable a dormir mecido en las aguas, si no es despertar golpeado por mil alegres latigos ligeros, por arremetidas que se retiran riendo.


Pero jamás llegue al centro de su ser. Nunca toque el nudo del ay y de la muerte. Quiza en las olas no existe ese sitio secreto que hace vulnerable y mortal a la mujer, ese pequeño boton electrico donde todo se enlaza, se crispa y se yergue, para luego desfallecer . Su sensibilidad, como las mujeres, se propagaba en ondas, solo que no eran ondas concentricas, sino excentricas, que se extendian cada vez mas lejos, hasta tocar otros astros. Amarla era prolongarse en contactos remotos, vibrar con estrellas lejanas que no sospechamos. Pero su centro... no, no tenia centro, sino un vacio parecido al de los torbellinos, que me chupaba y me asfixiaba.Tendido el uno al lado de otro , cambiabamos confidencias, cuchicheos, risas. Hecha un ovillo, caia sobre mi pecho y alli se desplegaba como una vegetacion de rumores. Cantaba a mi oido, caracola. Se hacia humilde y transparente, echada a mis pies como un animalito, agua mansa. Era tan limpìda que podia leer todos sus pensamientos. Ciertas noches su piel se cubria de fosforecencias y abrazarla era abarazar un pedazo de noche tatuada de fuego. Pero se hacia tambien negra y amarga. A horas inesperadas mugia, suspiraba, se retorcia. Sus gemidos despertaban a los vecinos. Al oirla el viento del mar se ponia a rascar la puerta de la casa o deliraba en voz alta por alas azoteas.

Los dias nublados la irritaban; rompia muebles, decia malas palabras, me cubria de insultos y de una espuma gris y verdosa. Escupia, lloraba, juraba, profetizaba. Sujeta a la luna, las estrellas, al influjo de la luz de otros mundos, cambiaba de humor y de semblante de una manera que a mi me parecia fantastica, pero que era tal como la marea.Empezo a quejarse de soledad. Llene la casa de caracolas y conchas, pequeños barcos veleros, que en sus dias de furia hacia naufragar (junto con los otros, cargados de imagenes, que todas las noches salian de mi frente y se hundia en sus feroces o graciosos torbellinos). Cuantos pequeños tesoros se perdieron en ese tiempo! Pero no le bastaban mis barcos ni el canto silencioso de las caracolas. Confieso que no sin celos los veia nadar en mi amiga, acariciar sus pechos, dormir entre sus piernas, adornar su cabellera con leves relampagas de colores.


Entre todos aquellos peces habia unos particularmente repulsivos y feroces, unos pequeños tigres de acuario, grandes ojos fijos y bocas hendidas y carniceras. No se por que aberracion mi amiga se complacia en jugar con ellos, mostrandoles sin rubor una preferencia cuyo significado prefiero ignorar. Pasaba largas horas encerrada con aquellas horribles criaturas.


Un día no pude mas; eche abajo la puerta y me arroje sobre ellos. Agiles y fantasmales, se me escapaban entre als manos mientras ella reia y me golpeaba hasta derribarme. Senti que me ahogaba. Y cuando estaba a punto de morir, morado ya, me deposito en la orilla y empezo a besarme, y humillado. Y al mismo tiempo la voluptuosidad me hizo cerrar los ojos. Porque su voz era dulce y me hablaba de la muerte deliciosa de loas ahogados.


Cuando volvi en mi, empece a temerla y a odiarla. Tenia descuidados mis asuntos. Empece a frecuentar los amigos y reanude viejas y queridas relaciones. Encontre a una amiga de juventud. Haciendole jurar que me guardaria el secreto, le conte mi vida con la ola. Nada conmueve tanto a las mujeres como la posibildad de salvar a un hombre.Mi redentora empleo todas sus artes, pero, qué podia una mujer, dueña de un número limitado de almas y cuerpos, frente a mi amiga, siempre cambiante - y siempre identica a si misma en su metamorfosis incesantes? Vino el invierno.


El cielo se volvio gris. La niebla cayo sobre la ciudad. Lovia una llovizna helada. Mi amiga gritaba todas las noches. Durante el día se aislaba, quieta y siniestra, mascullando una sola silaba, como una vieja que rezonga en un rincon. Se puso fria; dormir con ella era tirar toda la noche y sentir como se helaba paulatinamente la sangre, los huesos, los pensamientos. Se volvio impenetrable, revuelta. Yo salia con frecuencia y mis ausencias eran cada vez mas prolongadas. Ella, en su rincón, aullaba largamente. Con dientes acerados y lengua corrosiva roia los muros, desmoronaba las paredes. Pasaba las noches en vela, haciendome reproches. Tenía pesadillas, deliraba con el sol, con un gran trozo de hielo, navegando bajo cielos negros en noches largas como meses. Me injuriaba. Maldecía y reía; llenaba la casa de carcajadas y fantasmas. Llamaba a los monstruos de las profundidades, ciegos, rapidos y obtusos. Cargada de electricidad, carbonizaba lo que rozaba. Sus dulces brazos se volvieron cuerdas asperas que me estrangulaban. Y su cuerpo verdoso y elástico, era un látigo implacable, que golpeaba, golpeaba, golpeaba. Huí. los horribles peces reían con risa feroz.


Allà en las montañas, entre los altos pinos y los despeñaderos, respire el aire frio y fino como un pensamiento de libertad. Al cabo de un mes regresé. Estaba decidido. Había hecho tanto frío que encontré sobre el marmol de la chimenea, junto al fuego extinto, una estatua de hielo. No me conmovió su aborrecida belleza. Le eché en un gran saco de lona y salí a la calle, con la dormida a cuestas. En un restaurante de las afueras la vendí a un cnatinero amigo, que inmediantamente empezó a picarla en pequeños trozos, que depositó cuidadosamente en las cubetas donde se enfrían las botellas.

9 comentarios:

  1. Gracias por este cuento tan lindo Sol. La verdad es que es un gran contraste frente a "En la Estepa" en lo que se refiere al final. Aquí el desenlace queda cerrado, sabemos exactamente lo que pasó.

    Logra generar una gran tensión, por lo menos a mi me urgía saber como acababan estos amantes desquiciados. Un final terrible para un gran amor.

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  2. Sol, me morí de la pena leyendo este cuento. Representé a los personajes como el hombre de mundo y la chica que nunca salió de su pueblo, para los dos los lugares de donde vienen son lo mejor. El alejarla de su entorno por la novedad no le afecta al principio, cuando todo es emoción e ilusión, pero al final es sólo eso, no es amor, y luego no pueden manejar las diferencias. Que cuento tan triste y para casos como el mio de amores a distancia, un poco preocupante :(

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  3. Disfruté muchísimo este cuento. Sentí todas las emociones de esa relación de dependencia , llegando a lo enfermizo; la habilidad del escritor es realmente maravillosa y el final implacable, como la realidad.

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  4. Eli, Dory y Zarza:

    No es el mejor momento de mi vida para hablar de las apuestas a distancia, pero como son eso, apuestas, a veces se pierde, a veces se gana. Yo me ganado y perdido, más lo segundo que lo primero, pero quiero pensar que aún habrá fichas y que la noche y los tragos no van a acabarse todavía. y si pasa que las luces se apagan justo ahora, pues algunos trucos he aprendido.

    Hay que saber bailar con la vida, al menos eso intento aunque a veces sienta que sigo en el mismo lugar que hace mucho tiempo gritándole a las paredes las mismas preguntas.

    Perdonen el biografismo

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  5. Es impresionante cómo Octavio Paz logra hacer verosímil una historia que está hecha con elementos propios de la ficción.

    Las relaciones amorosas son, qué duda cabe, muy complejas. La relación ola-narrador es una más de tantas que hay. Es muy probable que la ola represente a la figura femenina; y el narrador, la masculina. En ese caso, Paz, mediante una pareja poco convencional, pretende poner énfasis en las diferencias -tanto físicas como emocionales- que existen en la convivencia hombre-mujer. En esa divergencia, creo yo, radica el conflicto.

    Sol:

    Por fortuna, en la literatura, el biografismo siempre va a estar absuelto de toda culpa.

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  6. El escritor: Lo imagino surfista, amante de la marihuana y escritor empedernido. Cuando escribió el cuento estaba en un vuelo tenaz, uno de esos que te lleva y te trae de las dimensiones más lejanas y te enseña todo lo que los sentidos en su sano juicio no pueden percibir... jejeje.

    Buena la descripción de la relación prohibida e impulsiva inicialmente y que por el deseo se atreven a vivirla. Pero como toda relación sin conocimiento previo te enseña poco a poco la "verdad de la ola" y es ahí cuando comienzas a percibir sus locuras, sus errores, las diferencias y al final lo inivitable... la ruptura. Se acabo el amor. Fueron ricos los momentos de subir y bajar pero no hay más que eso... al final te deshaces de aquel ser que no te llena más allá de la carne.

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  7. Hay personas que llegan a nuestras vidas y arrecian como un stunami, que nos arrastran por el mundo, nos revuelcan en los celos, nos ponen al descubierto rendidos ante su fuerza.
    También existes seres tibios, sin mayor embate, para los que nosotros somos esa ola implacable.
    Me encantaron los símiles que usa Paz, el uso de los detalles y la descripción de una relación tan difícil como esta. Gracias Sol por traernos historias como esta...

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  8. Me ha gustado tu reflexión Gata, la verdad es que a todos en algún momento nos ha arrastrado una Ola y en otro momento hemos sido nosotros esa fuerza loca y apasionada que ha revolcado a un pobre ser. Es emocionante ser la Ola pero también se siente muy bien dejarse llevar por una...claro, esto es hasta que te estrella contra la orilla y te deja lleno de arena y dolor.

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  9. alguien me podria ayudar a que me digan cuales son los personajes principales secundarios y terciarios
    y el narrador??

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